Oliver Twist

-        Año: 2005


Cartel
Argumento:

Con toda probabilidad la novela más universal de Charles Dickens, junto a David Copperfield. Su trama es archiconocida. Situada en la Inglaterra del siglo XIX, narra las tribulaciones del pequeño Oliver Twist, cuya madre murió al nacer él. Enviado a un orfanato donde se aplica una hipócrita caridad oficial, indigna de tal nombre, los chicos sobreviven como pueden, pues la alimentación es más que escasa. Una caída en desgracia de Oliver, hace que el chico sea ofrecido como aprendiz a aquél que lo desee. Así va a parar a casa de un empresario de pompas fúnebres. Tras diversas peripecias, el chico llega a Londres, y es acogido por el avaro Fagin y su banda de rateros juveniles. Un alma bondadosa se fijará en Oliver, pero éste tiene tan mala pata, que Faggin volverá a enredarle en sus trapacerías.

Roman Polanski y su novelista Ronald Harwood son muy fieles a Dickens, aunque se toman las inevitables licencias que exige el resumir una gruesa novela. Así, las principales omisiones se refieren a los orígenes de Oliver, tal vez considerados por el cineasta como demasiado folletinescos: la muerte y nacimiento con que arranca el libro, y el parentesco del chaval con una agradable familia. Pero el resto está ahí: la bondad desarmante del crío, y la doblez astuta de Fagin, que tienen un enfrentamiento decisivo, narrado con exquisita sensibilidad, en la entrevista que ambos celebran en la cárcel.

El film está servido con una exquisita fotografía, que ofrece muchas escenas rodadas en la ‘hora mágica’, o sea, el crepúsculo, sobre todo en los desplazamientos por los caminos de Oliver, algo que ya hizo Polanski en Tess. Pero sobre todo abundan las imágenes sombrías, oscuras y con mucho contraste, lo que ayuda a acentuar la denuncia social de Dickens, un sistema que condenaba a muchos chicos huérfanos a la delincuencia y a la miseria por la falta de oportunidades.


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