Testigo de cargo

-        Año: 1957


Cartel
Argumento:

Sir Wilfrid Roberts (Charles Laughton), un consagrado abogado algo mayor y enfermo del corazón, acepta defender a Leonard Vole (Tyrone Power), acusado de asesinato, ante las protestas de su enfermera privada, Miss Plimsoll (Elsa Lanchester), ya que su doctor le había recomendado alejarse de casos con componente criminal. Vole es acusado de asesinar a Mrs. Emily French (Norma Varden), una anciana viuda que se había enamorado de Vole, hasta tal punto de haberle hecho el principal beneficiario de su herencia. Consistentes pruebas apuntan a Vole como el asesino del caso.

Cuando Sir Wilfrid habla con la esposa alemana de Vole, Christine (Marlene Dietrich), el abogado descubre que, aunque de una manera muy fría y ensimismada, Christine puede proveer de una coartada a su defendido. Sin embargo, considera que ésta sería poco útil para la defensa de Vole por venir de su propia esposa, quien, por otro lado, no puede testificar en contra de su marido según las leyes inglesas. Es por ello que Sir Wilfrid queda enormemente sorprendido cuando Christine es llamada como testigo de la acusación en el juicio, sorpresa que aumenta cuando afirma y demuestra que ya estaba casada con otro hombre cuando se casó con Leonard y que, por tanto, no puede ser considerada esposa legal de Leonard Vole.

Tras esta primera estocada, Christine asesta el que parece golpe de gracia a Leonard, testificando que éste le había confesado haber matado a Mrs. French, y que fue su conciencia la que finalmente le obligó a decir la verdad. Leonard, totalmente desconcertado y fuera de sí, no entiende cómo la que él cree amante esposa le traiciona de esa manera, desmontando todas sus afirmaciones de que estaba con ella cuando Mrs. French fue asesinada.

Cuando el juicio está a punto de finalizar y todo parece perdido para Vole, una misteriosa señora contacta con Sir Wilfrid quien, por una pequeña compensación económica, intercambia unas cartas escritas por Christine a un misterioso amante llamado Max. El "affaire" que revela la correspondencia entre Christine y su supuesto amante le da a la esposa de Vole muchos motivos para haber mentido, lo que, finalmente, es determinante para que el jurado considere a Leonard no culpable y el juez le absuelva de todos los cargos.

Sin embargo, Sir Wilfrid se encuentra afligido por el veredicto. Su instinto le dice que todo ha ido demasiado ordenado, demasiado limpio - "¡demasiado simétrico!". Por casualidad, él y Christine se quedan solos en la sala. Ella aprovecha entonces la oportunidad para contarle todo su plan: cómo cuando ella escuchó al principio que su testimonio no era muy convincente, decidió culparse a sí misma para, más tarde, desacreditarse como culpable, y cómo se disfrazó para interpretar a la misteriosa mujer que le entregó las cartas.

Admirado por el coraje de Christine, Sir Wilfrid le pregunta por qué no confió en él para trabajar juntos en la defensa de su marido, a lo que ella, con gran naturalidad, contesta que no podía arriesgarse a trabajar con él, ya que el abogado creía a Leonard inocente y ella sabía con toda certeza que era culpable. Ante el asombro de Sir Wilfrid, Christine le revela que es cierto lo que ella misma declaró en el juicio: que Leonard llegó a casa más tarde de lo que afirmaba y con la ropa manchada de sangre; que le confesó haber matado a Mrs. French y le pidió ayuda; y que sus cartas fueron un fraude y Max nunca existió. Finalmente, cuando el abogado le pregunta por qué lo hizo, ella confiesa que ha sido porque, a pesar de su actitud, ella ama a Leonard por encima de todo.

Leonard Vole aparece en ese momento y, ya protegido por la sentencia absolutoria que le libera de volver a ser juzgado, confirma de forma despreocupada lo que Christine acaba de decir. En ese momento aparece una joven mujer (Ruta Lee) que se le echa en brazos. Cuando Leonard le cuenta que se va a ir lejos con la joven, Christine descubre que Leonard la ha traicionado, que su sacrificio no sirve de nada, y antes de permitir que se vaya con otra, lo mata con un cuchillo en un ataque de furia. Sir Wilfrid, presente durante toda la escena, considera que, finalmente, se ha hecho justicia y que Christine no asesinó a Leonard, sino que lo ejecutó. Miss Plimsoll finalmente cancela las vacaciones de Sir Wilfrid, dándose cuenta de que es incapaz de resistir trabajar en la defensa de Christine.


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