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Argumento:
La policía vigila estrechamente a Nola, la chica de un gángster, buscado por asesinato tras el atraco de un banco. Lo hace en un apartamento desde el que puede ver por la ventana todos sus movimientos. Paul, un agente, ha ligado con ella para tratar de sonsacarla. Pero tal acción ha hecho que caiga en sus brazos hasta convertirse en cómplice. Ambos trazan un plan para conseguir el botín del fugitivo y huir juntos.
Magnífica muestra de cine negro, cuya premisa de mujer fatal enredando a un tipo honrado recuerda a la de Perdición, rodada también con Fred MacMurray diez años antes. Hay momentos de excelente suspense, a cuento de la testigo que podría acusar a Paul, un buen dibujo de los distintos policías y su 'modus operandi', y escenas de voyeurismo al estilo de La ventana indiscreta, curiosamente una película rodada ese año. Richard Quine rueda bien a la debutante y bellísima Kim Novak, que tiene una escena genial cuando el típico moscón trata de ligar con ella en el bar, el modo en que se lo quita de encima es fantástico. El director repetiría con Novak en Me enamoré de una bruja, Un extraño en mi vida y La misteriosa dama de negro.
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