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Argumento:
Película dirigida por Sergio Garrone en 1969 que cuenta con una historia un tanto original, con un cierto contenido social (aunque no profundice, ya que estamos hablando de un spaghetti) y de triste actualidad: los grandes terratenientes de una región estadounidense lindante con Méjico (representantes del capitalismo más feroz) necesitan peones ya que sus compatriotas no quieren realizar ciertos trabajos y “ya no quedan esclavos negros” por lo que se aprovechan de la miseria de los habitantes de sus vecinos del sur contratándolos a bajo precio. Éstos intentando huir de la pobreza pagan por el viaje, sin saberlo, a una banda de mafiosos para que les introduzcan de forma ilegal en los EEUU, banda que no dudará ante el menor problema en deshacerse de ellos y quedarse con todo el dinero. Ante la imposibilidad por parte del ejército de controlar la frontera, ya que ésta es muy amplia, se ha optado por poner precio a la cabeza de la mayoría de los miembros de esa banda, lo que atraerá a dos cazadores de recompensas que, como en “La muerte tenía un precio”, se aliarán para acabar con todos los bandidos y repartirse la recompensa.
Creo que nos encontramos ante un spaghetti bastante cuidado desde el punto de vista formal ya que cuenta, a mí modo de entender, con una buena dirección de Garrone lo que se aprecia en la preocupación y cuidado por la composición de las distintas escenas como la del duelo final, una correcta fotografía obra de Franco Villa y una más que aceptable ambientación.
Además el guión, también de Garrone, me parece que está un poco más trabajado de lo habitual en los spaghettis, aunque es una lástima que en el último tercio de la película haya varios giros que me parecieron un tanto simples y poco creíbles.
En el lado negativo se encuentra, una floja banda sonora compuesta por el tándem Kojucharov-Mancuso (por lo que he leído colaboraron juntos en varios spaghettis) que cuenta con temas incidentales horrorosos (tipo serie Z) y que además está bastante mal utilizada en varias secuencias.
En cuanto a los actores, me sorprendió Anthony Steffen más convincente de lo habitual en él, quizás porque su personaje mira mucho y habla muy poco (no obstante tengo que señalaros que a medida que voy viendo películas interpretadas por él y a pesar de sus limitaciones, más me va gustando). Como su compañero, al que llaman el predicador y que porta una especie de rifle ametrallador, está el habitualmente eficaz William Berger; mientras que el malo, un inteligente y maquiavélico individuo que no duda en aprovecharse de la pobreza de la gente, está interpretado por un correcto Riccardo Garrone que, por el comentario que en su día me hizo Julio, al parecer es el hermano del director de la película. Junto a ellos Mario Brega en un papel insustancial y la presencia femenina, en un papel bastante interesante, de una guapa Nicoletta Machiavelli, actriz que me recuerda ligeramente a Stefanie Sandrelli de joven.
En resumen y a pesar de los aspectos negativos (pocos), me ha parecido un spaghetti muy entretenido que cuenta, además, con buenos y abundantes tiroteos y al que sitúo por encima de la media, lástima la banda sonora que, creo, no está a la altura y le baja bastante la media.
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