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Argumento:
La señora Kay Miniver (Greer Garson), una ama de casa de clase media acomodada residente en un tranquilo pueblo a las afueras de Londres, verá como la apacible vida que lleva junto a su marido Clem (Walter Pidgeon) y sus tres hijos, se ve alterada por el estallido de la guerra mundial. Mientras Clem se alista en el servicio auxiliar de patrullas fluviales, el hijo mayor de la familia se enrola en la RAF, y toda la familia, como el resto de la población de la zona, comienza a verse sometida a los bombardeos alemanes del verano de 1940.
Al hablar sobre La Señora Miniver Winston Churchill afirmó que la película había contribuido más el esfuerzo bélico de Gran Bretaña que una flotilla de destructores. Puede argumentarse que quizás Churchill fue un poco exagerado al hacer tal afirmación, pero ciertamente el éxito de La Señora Miniver entre el público anglosajón (y especialmente en EEUU) supuso un notable espaldarazo propagandístico para la lucha en solitario que Gran Bretaña había mantenido contra el III Reich hasta finales de 1941. El éxito de película entre el público estadounidense –el mismo presidente Roosevelt elogió públicamente el film- le valió para se reconocida con la nominación a 12 Oscars en la edición de 1943, de los cuales ganó 6, incluyendo los de mejor película, dirección, guión, y actriz principal. Un éxito que satisfizo enormemente a su director, William Wyller, ciudadano estadounidense de origen alemán, que admitió abiertamente que había realizado la película con una finalidad propagandística, y especialmente para acercar las simpatías del público estadounidense a la lucha del pueblo británico frente al nazismo. Y desde luego puede decirse que Wyller consiguió plenamente su objetivo. Pero la contribución de Wyller a la causa aliada no terminaría con este film, sino que continuaría desde 1942 hasta el final de la guerra, con la realización de una serie de documentales bélicos de propaganda que Wyller se encargó de filmar en los principales escenarios bélicos de la contienda donde combatian las tropas aliadas.
Entrando a valorar el film, hay que señalar ante todo que La Señora Miniver es, como su propio prólogo aclara, una historia de gente común cuyas vidas se ven de pronto alteradas por la guerra. Un enfoque ciertamente novedoso, al hacer una aproximación al conflicto no desde la perspectiva de los combatientes en el frente, sino desde el espíritu de resistencia y sacrificio de la población civil en la retaguardia. En ese sentido, el mayor mérito de Wyller es el de construir una historia sólida a partir de unos personajes más bien arquetípicos, como la madre de familia ejemplar, el jóven rebelde, la aristócrata engreida…etc. Wyller también supo plasmar en la pantalla una serie de situaciones emotivas que captan la atención del espectador, como la inquietante escena de la Sra. Miniver con el piloto alemán derribado, la de la familia pasando la noche en el refugio antiaéreo mientras en el exterior estallan las bombas, o el sermón del pastor homenajeando a los civiles muertos por los bombardeos en el escenario de la iglesia semiderruida.
Ahora bien, lo anterior tampoco puede ocultar el hecho de que el mensaje del film resulte, valorado en conjunto, bastante de simplista, y que el panorama que la película dibuja acerca de la sociedad británica de la época resulte más que edulcorado y excesivamente idílico. Aunque eso no oscurece los otros aspectos meritorios del film, como la excelente labor de los actores, la cuidada puesta en escena y la elegante fotografía, lo cierto es que el éxito de La Señora Miniver tuvo un importante componente coyuntural, y que claramente estamos ante una de esas películas sobrevaloradas por la Academia de Hollywood. Pese a lo cual, La señora Miniver puede considerarse uno de los títulos clásicos del cine propagandístico.
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