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Argumento:
Julián, que trabaja como cajista en una imprenta, comienza el día de la Paloma acudiendo a la boda de su patrono, el señor Patricio, tras lo que toman un chocolate con churros antes de volver al trabajo, pensando ya en la Verbena de esa noche, a la que piensa invitar a Susana.
Pero la tía Antonia, con la que viven Susana y su hermana Casta, tiene otras pretensiones para ellas. Desea que estas aprovechen sus encantos para casarse con alguien que tenga dinero, y por ello considera el candidato ideal al viejo boticario Don Hilarión, por quienes ambas se dejan querer y agasajar, y por ello no dudan en ir con él a la Verbena a cambio de que él les permita desempeñar sus mantones de Manila y les regale unas gargantillas.
Pero tendrán la mala suerte de que el coche con el que regresan a casa está a punto de atropellar a Julián, que las ve y se da cuenta de que van con un hombre.
Indignado, Julián acude a su casa dispuesto a descubrir quién es el intruso, al que deben esconder antes de abrirle la puerta a Julián, haciéndolo en el cuarto de los trastos viejos, donde el viejo ve aterrorizado cómo lo ataca una rata.
Y aunque no consigue ver al hombre que iba con ellas está seguro de que Susana le oculta algo, pues aunque dice que no podrá ir con él a la verbena, él ve que tienen preparados sus mantones, y le manifiesta sus temores a su madrina, la señá Rita, la tabernera, que no está dispuesta a que Julián cometa una locura, por lo que irá con él a la verbena.
Cuando descubre que el acompañante de su amada es el viejo boticario Julián se sentirá dolido, y acabará por atacar al viejo en el tranvía de caballos que les lleva a la verbena.
Y volverá a atacarlo en el tiovivo provocando la detención de todos excepto del cobarde Don Hilarión que se refugia en la tienda de su amigo, Don Sebastián.
Llevados a Prevención, Julián le pide al inspector que lo encierre a él en la cárcel, reconociéndose como único culpable.
Pero Susana no lo consentirá y dice que si lo encierran, la metan también a ella en el calabozo junto a él, pues le ama.
No será necesaria su detención, pues Don Sebastián será fiador de Julián, siendo la tía Antonia la única que acabará encerrada por insultar a la policía.
Los demás saldrán felices para disfrutar de la verbena, aunque al ver de nuevo a Don Hilarión Julián no puede evitar lanzarse contra él que debe huir por la ventana, aunque Susana le asegura que ya nadie volverá a robarle su cariño.
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