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Argumento:
Una de las más geniales comedias de Totò, dirigido a la perfección por Mario Monicelli, que maneja un guión prácticamente redondo. El actor da vida a Antonio Caccavallo, un voluntarioso agente de policía viudo, que vive con su padre y su hijo, y que sueña con un ascenso que suponga un aumento de sueldo. Pero un error en una redada le lleva a detener a la joven Carolina, que para más inri realiza una tentativa de suicidio en la comisaría. Para arreglar el desaguisado, el comisario encomienda a Caccavallo devolver a la joven a su pueblo, a algún familiar que pueda hacerse cargo de ella. La misión llevará aparejadas divertidas peripecias, que ayudarán a conocerse a la "extraña pareja".
Este film de Monicelli tuvo en su época problemas con la censura, aunque la realidad es que la trama, en sus momentos más "delicados", se maneja con suma elegancia. Así, resulta formidable el arranque, una redada de prostitutas en la Villa Borghese romana, que implica una serie de chistes y enredos servidos con frases rápidas y gags vertiginosos. Todo el film conserva un ritmo excelente, con momentos muy divertidos, que sirven además para fustigar comportamientos hipócritas, por ejemplo cuando Carolina es llevada ante una familia bienpensante, y sale a luz la actitud vergonzosa del padre de familia. Resulta un ejercicio imposible la enumeración de los momentos capaces de arrancar la risa en el film, ya sea en momentos físicos, en la ayuda que prestan los "rojos" a Caccavallo, o cuando hace su aparición el párroco del pueblo. Y como ya hiciera en otros filmes, los momentos tristes, en que se fustigan ciertas realidades sociales, encajan y no dan nunca la sensación de ofrecer un didactismo contraproducente. A pesar de que el desenlace se pueda adivinar, el modo visual de concluir es sencillamente deslumbrante.
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