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Argumento:
Esta película nos habla del IRA y de su lucha contra la opresión inglesa. En el film la opresión se tiñe de brutalidad y de prepotencia chulesca. Como todo, tendrá su parte de razón, pero nunca los buenos son tan maravillosamente buenos ni los malos tan pérfidamente malvados. Cuanto más cerca del equilibrio nos situemos más próximos estaremos a la verdad.
Por momentos el film evoca el nazismo e incluso recuerdo aquel París ocupado con sus movimientos de resistencia. Al frente, un eminente cirujano interpretado por James Cagney en una actuación que podemos encuadrar entre las mejores de su carrera. Americano insigne en la vida real cambia aquí, fílmicamente hablando, su nacionalidad, pero sin variar un ápice su capacidad de compromiso con su país, aquí Irlanda. A su lado un Don Murray que tratando de mantenerse en el lado de la antiviolencia acaba comprometido con un conflicto al que es ajeno por su origen norteamericano pero que le ha sido transmitido por la vía de la sangre y de los genes.
Interpretaciones, fotografía, diálogos y dosis de tensión más que notables, conforman un buen film de un director, Michael Anderson, al que alabaron maestros como Scorsesse y donde lo apologético tiene su lugar. Si logran conservar la capacidad de separar el grano de la paja seguro que disfrutan de un film excelente, real como la vida misma y cuya vigencia sigue siendo totalmente actual.
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