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Argumento:
La historia de 'El imperio del terror' narra cómo en una ciudad del estado de Alabama todo está controlado por el crimen organizado. Allí los mafiosos campan a sus anchas sin preocuparse por la policía a quien tienen comprados. Sólo unos pocos hombres se rebelarán ante tal situación, tratando de que el miedo del pueblo se convierta en valentía para plantar cara al crimen. John Patterson es un abogado que convence a su padre —un hombre muy respetado en la comunidad— para que se presente a fiscal del estado, para así poder vencer a los criminales en un lugar mejor: las urnas. Pronto los acontecimientos se precipitarán, poniendo en peligro la vida de muchas personas.
Karlson presenta la historia como si de un documental se tratase, logrando un gran verismo en su puesta en escena con un excepcional trabajo de fotografía por parte de otro olvidado, el experimentado Harry Neumann, logrando que el espectador se vea totalmente involucrado en la historia. Una historia llena de una violencia inusitada para la época, llegando a alcanzar por momentos una dureza indescriptible, haciéndose patente las claras intenciones del autor, que el público sienta repugnancia ante las injusticias de la corrupción. Karlson lo maneja todo con un sentido del ritmo envidiable, y el problema de la cinta llega en su tercio final, cuando una salida de tono enturbia la capacidad de sugestión del film.
Lo que impide que 'El imperio del terror' sea una obra maestra absoluta es sacarse de la manga las connotaciones religiosas que la historia presenta en su tramo final, resultando una conclusión un poco insatisfactoria. Aún así es una estimable película, adornada además con la excelente labor de un elenco de actores, entre los que sobresalen John McIntire y Richard Kiley, en los papeles centrales. Si todos los films actuales de denuncia tuviesen la fuerza de éste, otro gallo cantaría, es increíble comprobar cómo, más de 50 años después de su realización, la película sigue vigente en su mensaje.
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