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Argumento:
1901. Un hombre llamado Tom Horn llega al territorio de Wyoming con la fama de haber sido el responsable de la captura del mítico indio Gerónimo. Allí será contratado para intentar evitar que los cuatreros roben ganado a su antojo. Sin embargo, poco a poco, la población se irá poniendo en su contra y conspirarán para acabar con él.
El año de su muerte, 1980, Steve McQueen rodó este western crepuscular sobre el fin de una época. Se centra en un personaje real, Tom Horn, una de esas personalidades que han forjado la leyenda de la conquista del oeste. Efectivamente, Horn fue un aventurero como pocos, trabajó para la mítica agencia de detectives Pinkerton y fue rastreador afamado durante las guerras indias, en donde capturó al célebre líder de los apaches. El film se ve con cierto interés, pero la dirección de William Wiard es discreta, pues el argumento sin duda daba para mucho más. Le falla el guión, que abusa de momentos episódicos, resulta en general confuso y muestra muy poco interés en el retrato de los personajes –incluso del protagonista, que resulta ambiguo–, así como de la narración del arco temporal.
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