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Argumento:
Un barrio londinense que por accidente descubre que en sus entrañas esconde un tesoro provocando una ardua polémica. El tesoro a quién pertenece ¿al barrio Pimlico o a la corona británica? Se reúnen los expertos y descubren que dicho barrio legalmente no pertenece a Reino Unido sino que es legalmente un Estado Independiente que pertenece a una familia real francesa.
Toda esta situación creará una serie de situaciones esperpénticas ya que para salir y entrar al barrio será necesario llevar un pasaporte, pagar taxas aduaneras y un sinfín de problemas.
Los ingleses, como siempre, dan en el clavo al abordar un problema político que nos es mostrado de forma paródica, irónica con su humor inteligente y frases de doble sentido. Un humor basado siempre en la paradoja lejos de la visceralidad mediterránea en la que todo debate es abrupto y desagradable.
Su humor siempre provoca la sonrisa más que la carcajada, aunque también están presentes. Un humor crítico basado en crear situaciones absurdas y ridículas en las que todo es puesto en la picota sin concesión de ningún tipo salvo el buen gusto. Un humor que nunca cae en lo fácil, en lo chabacano. Todo es mostrado con inusual elegancia sin perder nunca las buenas maneras. Una comedia familiar, modélica tanto en su fondo como en su estilo y cuya vigencia no ha perdido un ápice de su corrosivo sentido de la crítica.
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