Boccaccio '70

-        Año: 1962


Cartel
Argumento:

El proyecto presentado por Ponti y en cuyos guiones participa Cesare Zavattini e Italo Calvino (basados en cuentos de amor del Decamerón) reúne cuatro mini películas bajo la dirección de cuatro grandes realizadores italianos.

La primera, Renzo y Luciana, de Mario Monicelli, segmento que fue eliminado en la presentación de Cannes, (lo que le valió al productor muchas críticas), cuenta en clave naturalista las vicisitudes de una pareja joven de obreros que se casa en secreto porque en la fábrica que les ocupa las relaciones entre los empleados están prohibidas. Esto les traerá no pocos contratiempos y malentendidos. A destacar la fotografía que exhibe una Italia saliente de las profundidades de la oscura miseria.

En Las tentaciones del doctor Antonio, Federico Fellini expone sus habituales coordenadas, religión, represión sexual, iglesia y poder político y corrupción. Esta vez lo hace en un exceso esperpéntico que llega a ser algo cansino. El Doctor Antonio es un intransigente beato que se vuelve loco cuando le colocan en el descampado frente a su casa un gigantesco panel publicitario con una suntuosa Anita Ekberg bebiendo leche. Esto le llevará a tener visiones con la actriz, como la de amamantar en sus pechos. Por momentos divertido, en otros colorista y merengoso.

Por su parte Luchino Visconti hace gala de una suntuosa puesta en escena en El trabajo, el tercer segmento de Boccaccio 70. Romy Schneider transpira sensualidad como la condesa Pupe, esposa de un cretino conde, Tomas Milian, que la engaña con prostitutas a las que paga 1 millón de liras. Una vez vencidos los celos correspondientes, Pupe le propone a su marido cobrar cada vez que se acueste con ella.

El último tramo, La rifa de Vittorio de Sica, muestra a una Sofia Loren/Zoe feriante de caseta de dardos, que para sobrevivir monta, junto a una pareja amiga que van a tener un bebé, una rifa ilegal entre los paletos de los pueblos, en la que el premio es ella con toda su suntuosidad. Ni que decir tiene que los hombres, ejemplo de la Italia profunda, se vuelven membrillos y montan una algarabía de cuidado.

Por momentos divertida, por momentos asombrosa, el tramo de De Sica es el mejor junto al de Monicelli.


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