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Argumento:
Antes de que el cine catastrofista tipo El coloso en llamas se pusiese de moda en las pantallas de todo el mundo, el director y productor Andrew L. Stone, realizó esta The Last Voyage sobre la tragedia del transatlántico S.S. Claridon, un crucero con más años de los convenientes que, según nos ilustra el narrador que nos acompaña a lo largo del film, recorría uno de sus últimos trayectos repleto de turistas en viaje de lujo hacia Japón. Es cierto que la tragedia del Titanic ocurrida en 1912 ya había originado unas cuantas películas al respecto pero, con esta excepción, The Last Voyage es un trabajo pionero del cine de calamidades de los 70.
La película se basa en hechos ciertos. La tragedia del Andrea Doria hundido en 1956 y con un pasajero aprisionado entre los escombros son referentes inmediatos de este film. Y por si ello no fuese suficiente, el verismo llega al punto de alquilar un buque en poder de una empresa de salvamento nipona destinado al desguace, como era el caso del S.S. Ille de France, retirado en 1959, para simular un hundimiento real con el compromiso de devolución al final del rodaje. Las gestiones y el rodaje posterior resultaron de lo más complicado pero, a diferencia del cine que años después utilizaría maquetas y efectos especiales, aquí, por decirlo de algún modo, estamos ante un cine natural, ecológico en cierta manera y desde luego con riesgos laborales para los actores y extras participantes.
Los efectos especiales son de alta calidad y fueron reconocidos con la nominación al Oscar en el correspondiente apartado a Augie “A.J.” Lohman, aunque les fue arrebatada la estatuilla por el trabajo efectuado para “The Time Machine” por Gene Warren y Tim Baar Aunque ya sabemos que los Oscars no resultan, muchas veces, una herramienta de medición demasiado fiable, les aseguro que para estar en 1960 las escenas del hundimiento resultan totalmente creíbles y conseguidas.
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