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Argumento:
El prestigioso agente del tesoro Frank Warren (Glenn Ford), se encarga de poner en jaque al Gran Jefe, un mafioso que encabeza una peligrosa banda criminal; y lo hace investigando sus libros contables. A Frank le ayuda su compañero George Pappas (James Whitmore). Pero su tarea no es sencilla. Cada vez se ven más involucrados en el caso, y su vida empieza a pender de un hilo. Sus investigaciones están levantando una polvareda inesperada, pues nadie se atreve a hablar, y un sargento implicado se suicida.
El guión de Sydney Boehm está basado en las declaraciones reales de Frank J. Wilson, un ex jefe del Servicio Secreto de los Estados Unidos, y se inspira en el modo auténtico en que se pudo detener al tristemente célebre Al Capone. El ingenioso director Joseph H. Lewis comenzó como un artesano de películas de serie B. Sus mejores películas son Mi nombre es Julia Ross (1945) y El demonio de las armas (1950). Aquí imprime un ágil ritmo a la narración y logra que la intriga vaya en aumento, mientras plantea los temas del miedo a hablar de los testigos, y la tentación de los servidores de la ley de tirar la toalla o sucumbir a la corrupción. La interpretación del prolífico y sobrio Glenn Ford es muy eficaz, y también destaca Barry Kelley como el cínico abogado de los gángsteres.
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