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Argumento:
La carreta que transportaba el dinero de los impuestos del estado, alrededor de 300.000 dólares, es asaltada por los hombres de Oswald, un magnate que controla la delincuencia en la zona. Farley, uno de los miembros de la banda, le traicionará y se quedará con todo el botín; pero al aparecer asesinado y sin el dinero, tanto Oswald como Garringo, el sheriff del lugar, emprenderán, por diversos motivos, la búsqueda y la caza del asesino.
La película cuenta con un comienzo trepidante y prometedor en el que se plantea el argumento de la película, así asistimos sin preámbulos al asalto del furgón, al reparto del botín en el que se muestran las primeras diferencias entre los miembros del grupo, a la traición por parte de uno de los miembros de la banda y al posterior asesinato de éste por un individuo del que, como si se tratase de un giallo, se nos oculta su identidad. Pero a partir de ese momento da la sensación de que a los guionistas, entre ellos el propio Iquino y su habitual colaboradora Juliana San José de la Fuente, se les acabaron las ideas, renunciaron a desarrollar de forma lógica la trama y convirtieron a la película en una tediosa sucesión de huidas, peleas, tiroteos, capturas, nuevas huidas, nuevas peleas etc, etc. Además la caótica y desganada dirección de Iquino tampoco ayuda mucho, y a ello hay que añadir su costumbre de rodar prácticamente una sola toma de cada escena con el objeto de abaratar costes, lo que da lugar, por falta de material, a planos mal empalmados y a montajes de escenas bastante farragosos con saltos que dificultan la comprensión del filme.
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