Una cuerda... un Colt... (Cementerio sin cruces)

-        Año: 1969


Cartel
Argumento:

Los Rogers, unos ricos terratenientes de la región, ahorcan a Ben Caine delante de su mujer, María. Ésta contactará con Manuel, un letal pistolero que fue su antiguo amante, para llevar a cabo su venganza, que incluirá el rapto y posterior violación por parte de los cuñados de María de Johanna, la hija de Will Rogers.

Se trata de una película tan desmitificadora o más del lejano oeste que las realizadas por su amigo, al que dedica la misma, Sergio Leone, al presentarnos una tierra caracterizada por su brutalidad (sensacional la escena inicial en el que un grupo de vaqueros persiguen a un individuo herido, lo atrapan y delante de su mujer lo ahorcan) y su cotidiana violencia, y en la que no cabe lugar a la visión romántica que de ella hicieron los clásicos estadounidenses. Así nos va a describir un entorno físico y moral caracterizado por su sordidez y habitado por unos personajes crueles y despiadados a lo que no les importa alcanzar las más altas cotas de degradación moral con el fin de conseguir sus objetivos. Sólo el protagonista, el pistolero Manuel, a través de sus tristes miradas parece darnos a entender que no comparte los planes y acciones de María (sobre todo en relación con el secuestro y posterior violación de la hija de Will Rogers), pero su amor por ella le lleva a no actuar a favor de Johanna Rogers, convirtiéndose tanto en una víctima más como en un verdugo que deberá expiar sus pecados (maravillosa la escena final). De hecho, cuando María acude a él al principio de la película, le dirá una frase que será profética y que resume el espíritu del film: “La venganza es una planta maldita que da frutos amargos para todos”.


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