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Argumento:
Adaptación de la obra teatral que George Bernard Shaw dedicó a Juana de Arco, con guión de Graham Greene. Éste quedó satisfecho del film, aunque algunos le acusaron de "catolizar" la obra de Shaw, algo que Greene negaba, entre otras cosas porque no le parecía que hubiera nada que "catolizar". La película arranca con el espíritu de Juana, ya muerta, que se le aparece al rey de Francia; a partir de ahí surgen varios flash-backs que describen cómo una campesina, investida de un mandato divino, logra encorajinar a los soldados de su país, hasta conducirlos a la victoria en su lucha contra los ingleses. Pero tras otro intento de repetir su hazaña bélica, guiada por unas voces que Juana escucha del cielo, es atrapada y arrojada a una celda; entonces se inicia un proceso judicial en que se le acusa de herética y bruja.
Otto Preminger descubrió para el cine a Jean Seberg, que asume el papel principal de la doncella de Orléans. El film evidencia quizá en exceso su origen teatral, pero la historia de Juana de Arco sigue siendo arrebatadora, y la Seberg presta al personaje una conjunción de encantadora inocencia y firme convicción de su misión. Más exagerada es la composición de Richard Widmark como el delfín luego coronado rey, un personaje caricaturesco en exceso, indigno de llevar la corona por la frivolidad con que ejerce, es un decir, su cargo; ahí, claramente, se nota la pluma del Shaw más burlesco, con su toque suave de cinismo.
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