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Argumento:
William S. Hart fue una de las estrellas más grandes de la era muda del cine. De todos los protagonistas de westerns que poblaron las pantallas en esos años, Hart había acabado siendo el más destacado de todos y el que mejor encarnó la figura del cowboy cinematográfico hasta la llegada de John Wayne.
El Hijo de la Pradera (1925) sería su despedida de la gran pantalla, lo cual se nota en su marcado tono de melancolía. El argumento tiene lugar a finales del siglo XIX cuando los colonos se estaban estableciendo en las tierras conquistadas por los primeros pioneros. En uno de los terrenos en que trabaja el cowboy Don Carver se acerca la fecha en que se dejarán las tierras abiertas a sus nuevos propietarios. Ese evento congrega a cientos de personas en sus carros en un determinado punto, y no pueden apropiarse de las tierras hasta una fecha y hora concretas, como si fuera una carrera. Aquellos que merodean por éstas antes del tiempo permitido se les apoda “adelantados” y son encarcelados.
Carver en principio se mantiene al margen de este evento al considerarse lo que se conoce como “tumbleweed” (el título original de la película), es decir un arbusto rodante, un hombre que vaga sin un hogar fijo en busca de nuevas aventuras. Pero cambia radicalmente de opinión al conocer a la bella Molly Lassiter, que ha acudido al pueblo para hacerse con unas tierras junto a su hermano menor y su perverso hermanastro, que intenta emparejarla a un hombre de dudosa reputación con el que además planea hacerse de forma ilegal con un importante rancho.
Al principio del metraje le vemos deambulando por las tierras y decide perdonar la vida a una serpiente diciéndole que ella pertenece más a esas tierras que toda la gente que las habitará. Del mismo modo, cuando ve unos cachorros de lobo huérfanos los salva y se los entrega a sus hombres para que les den otra oportunidad. Es por tanto inicialmente un hombre más vinculado con la naturaleza y lo salvaje que con la civilización, que está realmente molesto por esta invasión de los terrenos por parte de los colonos.
Carver cambia de opinión al conocer a Molly, que le anima a echar raíces, a asentarse y dejar de ser un arbusto rodante. Es en ese sentido en que Hart se diferencia del personaje de John Wayne de los films mencionados anteriormente: John Ford nos mostraba cómo el personaje de Wayne acababa siendo un inadaptado, mientras que Hart le concede al suyo una redención, poder al menos instalarse con una bella mujer en un rancho.
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