La calle del vicio

-        Año: 1961


Cartel
Argumento:

LA VIACCIA se desarrolla a finales del siglo XIX en la hacienda ubicada en una zona rural cercana a Florencia.

La película se inicia con la reunión de todos los componentes de la familia Casamenti. El patriarca de la misma se encuentra a punto de expirar, estando todos ellos pendientes de la manera en la que distribuye la herencia de las propiedades familiares, que ha decidido conceder en solitario al más responsable Stefano (Pietro Germi), ante la extrañeza del resto de sus componentes.

De entre ellos desde el primer momento descubriremos el desapego que manifiesta el joven Américo (Jean-Paul Belmondo), quien preferirá estar junto su moribundo pariente en sus últimos instantes de vida –este ha declinado la presencia de sacerdote alguno-, aunque reconozca ante el anciano que no le gusta estar cerca de la misma. La muerte del viejo otorgará la propiedad a Stefano, quien aceptará la oferta de su hermano Ferdinando (Paul Frankeur), efectuando una compra de la misma a cambio de su usufructo, al tiempo que llevándose al muchacho hasta su bodega en Florencia, para ayudarle en las tareas. Américo pronto descubrirá allí la relación extramarital que su tío mantiene con la poco recomendable Beppa (Marcella Valeri), sintiendo en carne propia la mediocridad de la vida provinciana en la que se ha introducido, que pronto decepcionará sus deseos de mostrarse como un joven que reniegue de sus orígenes campesinos, y la intención de encontrar un modo de vida que supere aquel en el que ha estado viviendo hasta entonces. Una noche se atreverá a sisar una pequeña cantidad de dinero a su tío, acercándose a un burdel, en el que conocerá a la joven y bella Bianca (Claudia Cardinalle). Será para él –y también para ella- el inicio de una espiral de dependencia de ambos. Una relación en la que nunca quedará claro si se centra en el deseo carnal y el placer que ambos se profesan –ella por lo general dispone de clientes con los que nunca puede sentir nada, y Américo es un joven atractivo-, o se ha introducido en ella un atisbo de amor.

A partir de ese momento, el joven Casamenti entrará en un terreno autodestructivo, siendo en un momento dado descubierto por su tío, y retornando este a casa de sus padres, donde será sometido a una paliza por pare de Stefano, que en todo momento verá a su hijo con sumo desprecio. Sin embargo, una circunstancia modificará el poco estimulante panorama del muchacho; el ser contratado por la madame del burdel como matón del recinto. Allí ejercerá con propiedad su cometido, pero en todo momento se encontrará presente la pasión que le une a Bianca. Un elemento que tendrá un punto de inflexión cuando sea avisado del hecho de la muerte de su tío. Sin embargo, en esa nueva reunión familiar, Beppa conseguirá que minutos antes de que muera se case con ella, logrando ser depositaria de la herencia, y dejando a toda la familia estupefacta, salvo la marcha de un Américo que mirará a todos sus familiares con disciplencia, asumiendo que quizá su empleo no sea el más recomendable, pero si más lucrativo que el campesinado que conservan sus familiares más cercanos. El retorno a su actividad habitual, y la llegada del carnaval, de manera inesperada exacerbará los sentimientos entre el joven y Bianca, hasta acercarse a la tragedia. Será el principio del fin para un Américo que tendrá en su mano la posibilidad de salvación, a la que renunciará viendo como a la mujer por la que se ha sentido apasionado, en realidad ha decidido dejarlo de lado, iniciando un vía crucis que culminará precisamente en las inmediaciones de esa vieja vivienda rural en la que vivió los primeros años de una vida que pretendió alejar de su futuro.


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