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Argumento:
Hay centenares de títulos firmados por directores de escasa consideración, que de forma sorprendente –un grado de inspiración ocasional adecuado, la confluencia de un equipo competente y compenetrado- adquieren un grado de interés notable. "La fiebre del oro" (1949) se manifiesta como uno de dichos ejemplos, erigiéndose como un título notable e incluso sorprendente.
Son numerosos los atractivos que ofrece esta insólita "La fiebre del oro". Atractivos que van desde esa insólita configuración como relato –con un guión de Ted Shederman y Richard English, en base a la novela de Barry Storm-, en el que el espectador logra percibir el equívoco que plantea asistir a un presunto western y encontrarse con una historia que transcurre en el tiempo presente en que se rodó la película. El tramo inicial y el que concluye la narración, es como uno de los primeros ejemplos que el cine brindó de lo que podríamos denominar neowestern. Esa articulación de un presente en el que parece haberse detenido el tiempo, está muy bien integrado con la inclusión del flash-back central de la película, proporcionando a su conjunto una extraña combinación. Desde el primer momento, el film de Simon –al que parece ayudó en algunas secuencias George Marshall- destaca por la contundencia en la utilización de los exteriores rocosos –en algunas secuencias combinadas con otras rodadas en estudio revestidas de notable eficacia-, que adquieren una fuerza expresiva notable.
En definitiva, "La fiebre del oro" supone una de las mayores rarezas del cine USA en la segunda mitad de los cuarenta.
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