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Argumento:
Típica película sobre el hombre que hace realidad su sueño. Un neozelandés anciano y excéntrico, amante de la velocidad, lleva años preparando una moto para acudir a un campeonato que se celebra en los desiertos de Salt Lake, en Estados Unidos. Una angina de pecho le avisa de que le queda poco tiempo, así que reúne el dinero suficiente, y viaja al otro lado del mundo.
Hazañas deportivas, y canto a las posibilidades de la tercera edad, cuando se mantiene la mente joven, y por tanto, abierta. El australiano Roger Donaldson, director y guionista, nos pinta una galería de personajes variopintos, que ayudan al protagonista en su aventura, que incluyen el vecino chaval, un travesti, una mujer con la que echa una cana al aire, y los propios organizadores de la carrera, que al principio le ven con escepticismo, y luego con admiración. Película correctita y algo empalagosa, se ve sin esfuerzo aunque su desarrollo sea previsible. Anthony Hopkins lo pasa en grande componiendo el acento de su personaje, pero la cosa no da más de sí, y su pasión por las mujeres es algo risible. Emoción, eso sí, en las escenas en que intenta batir el récord.
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