Valkiria

-        Año: 2008


Cartel
Argumento:

África, 1943. El oficial alemán Claus von Stauffenberg es herido en acción de guerra, a resultas de lo cual pierde la mano derecha, varios dedos de la izquierda y un ojo. Ya antes de que ello ocurriera, discrepaba de los planes de Adolf Hitler, que han llevado a Alemania al desastre, además de haber propiciado crímenes abominables. Pero ahora, de vuelta en Berlín, se acentúa su convicción de que resulta preciso actuar, es su deber como soldado, patriota y católico no permanecer con los brazos cruzados. De modo que se aliará con un movimiento conspiratorio para asesinar al Führer, convocar a los reservistas, lanzar el boto de humo de un golpe de estado perpetrado por oficiales de la SS y tomar el control con el nombramiento de un gobierno provisional. Se trata de la Operación Valkiria, que deberá arrancar el 20 de julio de 1944 con un atentado en la Guarida del Lobo, en el cuartel de Ratensburg. Además del coronel von Stauffenberg, que diseña la estrategia de la operación, se encuentran conjurados en el complot el general Friedrich Olbricht, el coronel Albrecht Ritter Mertz von Quirnheim y el general Ludwig Beck, entre otros.

Hasta de quince atentados llegó a ser objeto Adolf Hitler, y todos terminaron en fracaso. El cine ha abordado esta oposición interna al líder nacionalsocialista en películas tan apasionantes como Rommel, el zorro del desierto, o La noche de los generales. La incursión de Brian Singer, que ya abordó la temática nazi en Verano de corrupción, adaptación de una obra de Stephen King, resulta harto afortunada. Por un lado, el guión del debutante Nathan Alexander y Christopher McQuarrie -quien ya colaboró con Singer en Sospechosos habituales- es muy fiel a los hechos históricos, que sabe describir sin caer en el embarullo incomprensible, o en la ristra de nombres que ni el espectador más atento sería capaz de retener. La narración posee un dinamismo fantástico, no hay una sola caída de ritmo. Y el suspense acerca de cómo va a discurrir la operación golpista atrapa, ya sea en la preparación del explosivo y en las dudas de los implicados, o por la desinformación acerca del alcance del atentado. Al tiempo, los personajes están muy bien descritos, con rasgos que los humanizan. Tom Cruise compone a un von Stauffenberg resuelto, que sufre por los padecimientos de Alemania, actúa en conciencia y permanece muy unido a su numerosa familia; el actor sabe encarnar su grave determinación, lo que es meritorio en alguien que por sus rasgos tiende a mostrarse risueño. Y se entienden las dudas para entrar en acción de Olbricht o Beck, el pragmatismo cobarde del general Friedrich Fromm, la frustración del general Henning von Tresckow, la confusión del mayor Otto Ernst Remer, o las presiones a que se ve sometido el general Erich Fellgiebel. Si una película merece un premio al conjunto de su reparto es ésta, están perfectamente elegidos y responden Bill Nighy, Terence Stamp, Tom Wilkinson, Kenneth Branagh, Thomas Kretschmann y Eddie Izzard, e incluso los que tienen menor presencia, David Bamber componiendo a Hitler o Harvey Friedman a Goebbels.

No sólo estamos ante cine histórico de primera, respaldado por una estupenda recreación de época y la ayuda que supone rodar en escenarios auténticos, como el edificio Blender, sino que Singer se muestra muy inspirado como cineasta. Es fantástica la idea de iniciar el film con von Stauffenberg escribiendo un diario en alemán, y el modo en que se produce la transición de ese idioma al inglés (o a la lengua en que el espectador escuche la cinta). Cinematográfico y sin palabras, muy visual, resulta ver al protagonista en su hogar, mirando a su esposa e hijos, no hace falta decir nada para saber que por ellos debe tomar importantes decisiones; también, casi a renglón seguido, es muy gráfico el momento del bombardeo mientras suena un disco con la música de Wagner, ese vinilo rayado que enlaca con la idea de la operación Valkiria; y las mutilaciones de von Stauffenberg son utilizadas lo justo, con ingenio, ese 'hail, Hitler', o la torpe manipulación de una cartera. Visto el brío vigoroso de Singer en este film no podemos sino hacer votos para que deje para otros los cuentos de superhéroes y él se dedique a contar historias más dramáticas y hondas, tiene talento de sobra para hacerlo.


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